El estilo de vida moderno tiene muchas desventajas, la evolución tecnológica ha facilitado la vida de las personas en gran manera, sin embargo, en la actualidad hay un término acuñado en este siglo que se refiere a un hábito, malo por demás, que es capaz de disminuir nuestra productividad a niveles abismales, se trata de la procrastinación.
El término procrastinación proviene del latín procrastināre y significa diferir o aplazar. Se refiere a la acción o hábito de retrasar las actividades, responsabilidades o situaciones a las cuales se les debe atención, haciendo en cambio actividades menos necesarias.
Procrastinar es en términos coloquiales “dejar para mañana, lo que puedes hacer hoy”, ahora bien, no todos los que tienen este (mal) hábito, guardan las mismas características, por tal razón te mencionaremos a continuación los tipos de procrastinador que existen y ¿por qué no? Ver si cumples con alguna de esas características.
De las horas que comprende una jornada laboral o educativa, no todas suelen ser productivas. Las distracciones están a la orden del día, sobre todo por los dispositivos electrónicos. La procrastinación puede llegar en el momento menos pensado y hacerte divagar en ideas y acciones que te hagan perder el tiempo en vez de invertirlo en lo que es realmente importante.
¿Por qué procrastinar con todas las actividades y responsabilidades que tienes pendientes? Es una pregunta que sólo tú puedes responder. Desde cosas tan sencillas como las labores domésticas o más trascendentales como atender tus compromisos religioso o de mayor envergadura como ese trabajo que debes entregar en una fecha determinada y el tiempo se agota.
Definir el tipo de procrastinador en el que te convertiste es indispensable para poder conseguir la manera de solucionar los contratiempos que te genera el retraso de las actividades. A continuación te enumeramos una serie de tipos de procrastinadores, para que luego de una autoevaluación puedas motivarte a seguir adelante y no dejar para mañana, lo que puedes hacer hoy.
Conoce los tipos más comunes de procrastinación
El psicólogo Neil Fiore, es especialista en analizar los problemas que afectan la productividad, describe cinco tipos de procrastinador. Estas distinciones se dan básicamente por los motivos por los cuales se posponen las actividades pendientes.
El abrumado
Cuando se está saturado de obligaciones y responsabilidades se da este tipo de procrastinación. El abrumado, tiene la sensación de que tiene mucho por hacer y se le dificulta tomar la decisión de por dónde empezar y generalmente suele terminar haciendo nada.
El afortunado
Creer que se trabajar bajo presión de forma más eficiente, que la “adrenalina” les impulsa a trabajar mejor y da mejores resultados. Trabajar cuando ya se ve entre la espada y la pared es algo peligroso, sobre todo en los ámbitos académico y laboral, puesto que la reputación está en juego.
El desmotivado
El que siempre está lleno de excusas para no hacer las cosas cuando lo que debe hacer le parece aburrido o poco interesante, si hay algo que le causa desagrado, lo más probable es que lo posponga. Una persona desmotivada no actúa.
El impostor
Los impostores temen obtener resultados que le hagan parecer inferiores al resto y por tal razón posponen sus proyectos. Esto sucede generalmente cuando se está en un entorno difícil, con jefes o compañeros difíciles de complacer, personas que siempre buscan el aspecto negativo, los pequeños detalles con los cuales pudieran opinar negativamente y de forma inmediata se activa el mecanismo de defensa que es evadir la responsabilidad. Generalmente, son personas con comportamientos pasivos y con sensación subjetiva de no ser capaces de hacer algo o no hacerlo bien.
El perfeccionista
Los perfeccionistas son personas que huyen de manera compulsiva de los juicios de valor de terceros, su mayor temor (muchas veces desmedido) es que sus errores sean corregidos y sus fallas sean señaladas. Por lo general suelen evadir los proyectos y terminen haciéndolos a última hora cuando concientizan que evadiéndolos, no resuelven la situación. Este tipo de personas suele dedicar bastante tiempo en aspectos determinados que pudieran retrasarle en otros aspectos que también revisten de vital importancia.
Trucos para dejar de procrastinar
Si te sientes identificado con alguna de las descripciones previas, a continuación tienes a disposición una serie de consejos y trucos que puedes aplicar para terminar de liberarte de este fantasma que te pone grilletes en los tobillos y te evita avanzar en las tareas que tienes pendiente.
Incrementa tus niveles de productividad, pule tu reputación entregando a tiempo los trabajos pendientes, deja de dar vueltas en el timeline de tus redes sociales y no te escudes más bajo excusas baratas que solo te hunden en un hueco de improductividad.
Estos trucos no son un conjuro mágico que te sacará de tu improductividad, así que debes tener mucha disciplina, fuerza de voluntad y motivación.
Ten una lista de actividades pendientes. ¡Y cúmplela!
Organizar una lista de actividades pendientes puede ser muy útil, la organización de estas actividades la puedes hacer a diario, cada semana, mensual o según te sea más conveniente. No solo se trata de hacer la lista, debes procurar poner empeño en cumplirla sin salirte de ella para hacer otras actividades que no son tan importantes ni están relacionadas con la tarea enlistada.
Para estar más motivado, prueba a ir tachando las tareas ya realizadas, así te mantienes alejado de las actividades que te distraen.
Si eres de los que están siempre conectados, con un dispositivo móvil a la mano, puedes usar una aplicación que te permita mantenerte al día con tus actividades y así le sacas provecho al tiempo que inviertes en tu Smartphone.
Desglosa las actividades y ordénalas por nivel de importancia
Descomponer las actividades, desglosando cada parte del proceso te ayuda a tener la idea más clara de lo que quieres realizar. De igual forma, al desglosarlas en partes, podrás ver cuáles son las que revisten de mayor importancia y en función de esto darles la prioridad que merecen.
Busca (y consigue) el equilibrio entre la salud física y mental
Poder conseguir el equilibrio perfecto entre la salud de tu cuerpo y tu mente te ayuda a rendir más en tus actividades. Si no descansas lo suficiente, no te alimentas bien ni realizas actividades físicas con regularidad, estás dejando una brecha para que tu cuerpo se enferme y tu mente se agote y así, no podrás ser productivo. Querer hacer una actividad cansado, no te hará más eficiente, por el contrario, te hará esforzar el organismo y los resultados que conseguirás no serán de mucho provecho.
Establece plazos concretos sin derecho a prórroga
Cuando te permites la libertad de postergar tus objetivos, ves como poco a poco tu productividad es condenada a disminuir. Gestiona tu tiempo con inteligencia, sobre todo si tienes un trabajo freelance que te permita trabajar con holgura y disponer también de tiempo para ti. Si no lo haces, jamás te alcanzará el tiempo para nada.
Procúrate tiempo libre ¡Y disfrútalo!
Cuando veas que de tu esfuerzo, resulta que te queda tiempo libre, seguirás ajustándote a un ritmo de trabajo más productivo, pues el tiempo que te sobra será un regalo invaluable el cual podrás invertir en ti, en hacer lo que más te gusta o en las cosas que necesitas, que no se corresponden con el trabajo. Dedícate en este tiempo a disfrutar de tus actividades favoritas.