A la hora de emprender, muchas veces nos planteamos hacerlo con un amigo en el que confiamos. Para muchos, la confianza de una amistad consolidada es exactamente lo que se necesita para comenzar un proyecto. Sin duda, llevarlo adelante con una persona de confianza y a la que estimamos puede resultar motivador y entretenido a su vez.
Sin embargo, mezclar amigos con negocios puede acabar en continuas broncas, reproches o peor aún, en los tribunales, perdiendo, además de tiempo y dinero, algo tan valioso como es la amistad.
Para que esto no ocurra, te damos unas sencillas claves para emprender con amigos sin perder la amistad y desterrar aquello de “nunca mezcles amigos con negocios”.
- Definir participación de acciones de cada socio. Es muy importante establecer lo que le corresponda a cada socio económicamente hablando. Si esto no se aclara desde el principio, en fases posteriores traerá confusión.
- Responsabilidades. Debéis configurar pautas de trabajo y distribución de responsabilidad. No basta con poner en marcha el proyecto. ¿Quién abre? ¿Quién cierra? ¿Quién se encarga de contactar con los clientes? ¿Quién se hace cargo de trámites e impuestos? Si todos los socios van a ocuparse del negocio en el día a día es necesario establecer responsabilidades y alcance de las tareas.
- Cada cierto tiempo hay que revisar la perspectiva de cada socio. Puede que todo comience con una idea común y mucha ilusión y grandes expectativas de futuro, pero los intereses y la visión de cada uno pueden ir cambiando. Si bien es normal que las expectativas de las personas evolucionen, es fundamental conversar acerca de la idea que cada uno tiene sobre el proyecto, el futuro, las prioridades y las formas de trabajar, para evitar sorpresas. Podéis fijar una reunión anual para revisar el rumbo que queréis llevar.
- Establecer sueldos arbitrarios carece de sentido. Lo ideal es guiarse por un plan de negocios estudiado y establecido de acuerdo con los objetivos planteados.
- Establecer mecanismos de resolución de conflictos rápidos y eficientes. Por muy amigos que seáis no pienses que nunca vais a discutir. Habrá problemas, seguro, y es mejor que desde el principio decidáis cómo los vais a solucionar: si contaréis con un árbitro, si las decisiones sólo se tomarán por unanimidad o de qué forma se disolverá la sociedad de ser necesario. En el acuerdo, define los términos de salida que permiten que tú o tu socio abandonen la empresa, así como opciones para la otra parte de comprar el resto del negocio.
- Todo negocio, incluso las sociedades, necesita un jefe. Si apuestas por incluir a un socio, no dividas el negocio 50/50. Intenta siempre que haya una persona que se encargue del control general, con un porcentaje mayor sobre el otro.
Cuando todo es trabajo, la amistad se puede ir erosionando hasta desaparecer. Esfuérzate por encontrar espacios de ocio donde conversar de temas que no acaparen vuestro negocio. Seguid compartiendo vuestro tiempo libre y haciendo las cosas que os gustaban cuando la empresa aún no existía.